Guardo el punto de fuga
en la colina
de tus caricias
donde renacen las flores
y las guerras se transforman
en campos
de lilas.
Caminamos descalzas
sobre llanuras
de metal frío
que crujen
bajo nuestros pies
cada vez que huimos.
Entonces el mundo
se parte en dos
y cierro los ojos muy fuerte
pero solo implosiono.
Ahora me ahoga
el azul en la garganta
e intento vestirme de amarillo
pero mis lacrimales
solo producen
ácido escarlata.
Voy de primavera en primavera
y guardo en el pecho
flores de cristal
que sangran
cuando te marchas.
Veo cómo volcanes
entran en erupción
e intento gritar en silencio
pero de mi boca
solo brota lava.
Y ahogo un grito
que solo muere
con todo aquello
que nunca fui.
Y muero un poquito
cada vez que las luces se encienden
pero aún crepitan los fantasmas
en mi vientre
porque sé que aunque huya
el dolor aúlla,
araña
y destruye.